Descripción de la obra
Si el amor es un fluido único que pasa a través de cuerpos sucesivos, esta historia es un fragmento de ese río. Desde la oscuridad del placer afloran unas biografías amorosas que se entrecruzan hasta crear un solo caudal, y arrastrada por su corriente furiosa brilla también en el interior de la carne la hoja de una navaja como la última forma que adopta el destino.
El amor es lo eterno y no lo amado, dice un verso de Cernuda. Ésta es la historia de un hombre que se debatía entre la melancolía del fin de la seducción y la necesidad de medirse a sí mismo todavía como un héroe para rescatar de la destrucción a una mujer con el arma de las palabras, de los viajes imaginarios, de los sueños imposibles al alcance de la mano. A través del cuerpo de esta mujer el amante derruido se encontraría resucitando en otro cuerpo. Nada que no suceda todos los días.
Resulta paradójico que un escritor obsesionado con el universo irracional de las pasiones amorosas sea capaz de explicar tan académicamente cada uno de los movimientos de los personajes encerrados en aquellas. Pero es que en Manuel Vicent conviven dos influencias nacidas del mismo Mediterráneo: valenciana es su manera de sentir la vida y valenciana también, su forma de reflexionarla. Valenciano es su gusto por la estética y valenciano, su encanto por los espacios libres de pensamiento. Vital y apasionado, como sus personajes, este escritor dispone, además, de un cerebro organizado para el análisis y de un gusto por la literatura que lo mueve con idéntica intensidad en sus novelas y en sus columnas. Cuerpos sucesivos es la historia de la resurrección a la vida a través del amor, pero es también el retrato de los amores vampíricos, del sufrimiento y del riesgo.
Ya no queda ninguna duda: después de Cuerpos sucesivos es evidente que su gran obsesión es la pasión amorosa.
Es que no sé si hay más cosas. Por otra parte, alguien me descubrió que en mis obras siempre hay un personaje que vuelve de la otra parte: un amante náufrago, una chica que confunde al novio muerto con otro, una mujer al borde de la muerte que se salva por el arte.
¿Por qué ha elegido mostrar la complejidad emocional, pero desde la mayor sencillez?
Porque las pasiones son muy descarnadas y yo he querido escribir una historia turbia a través de una literatura transparente, sin que las palabras refuljan demasiado.
El personaje masculino recuerda sus amores, parece que usted también ha hecho repaso.
Es inevitable, porque cualquier crepúsculo que uno vea es su crepúsculo y cualquier vaso de alcohol es el propio, aunque se lo beba un personaje. La memoria, si no se amalgama con la imaginación, no se convierte en materia literaria.
El personaje es un tipo que ha perdido todos sus amores siempre por cobardía. ¿Eso es una condición masculina?
Bastante masculina. Porque la cobardía en el hombre es el cálculo. La mujer cree, arriesga. Esa parte desconocida del amor que está más allá de la línea roja, la mujer la cruza con naturalidad. El hombre mide ventajas e inconvenientes y eso ya es una cobardía.