Descripción de la obra
Se llama Rilke pero no es un poeta. Tiene cuarenta y pocos años, es entendido en arte y en muchas cosas más, y viste
siempre de negro, con un aire levemente vampírico, de una elegancia muy contemporánea. Trabaja en la casa de subastas
de Rose, su amiga y a veces su enemiga, que podría ser su novia si Rilke no fuera homosexual. Y un día lo llaman para
tasar y vender el contenido de la última gran mansión de Glasgow, la casa de los McKindless. Una auténtica cueva de Alí
Baba, rebosante de tesoros, y un espléndido negocio para la casa de subastas.
Entre las joyas más ocultas, en un desván casi secreto, Rilke encuentra una espléndida biblioteca de primeras ediciones de
libros prohibidos, pornografía mítica, netsukes eróticos que ¡lustran escenas de sexo y muerte. Y en medio del arte,
irrumpe lo real, una colección de fotografías de posguerra, la ilustración de las juergas del entonces joven dueño de la
casa. Muestran escenas desenfrenadas, orgías del pasado, pero Rilke no es precisamente un santo y nunca se ha erigido
en juez de nadie. Hasta que descubre entre las viejas fotografías la imagen de una joven desnuda, atada a un altar erótico y
sacrificial, con heridas sangrantes que dibujan un terrible mapa del deseo. ¿Realidad o espléndida ficción, como los libros
que lo rodean? ¿Un montaje o un asesinato? Y Rilke decide descubrir la verdad...
"Atrapa desde la primera página. Rilke es una gran creación de Louise Welsh, pero no la única. Los personajes
secundarios, esa pandilla de marginales e inadaptados, son igualmente memorables. Y la ciudad de Glasgow es también un
personaje: opresiva, ominosa, colorida y turbia, el escenario de una fábula sorprendente" (Graine Mooney, The Guardian).
"Louise Welsh trasciende los límites de la novela policíaca. En sus manos, la materia de las crónicas amarillas se convierte
en un pretexto para agudas observaciones sobre la historia del arte en Occidente. Una primera novela erudita y popular a
la vez, donde el miedo no surge por la aterradora presencia del asesino, sino por su ausencia" (Leslie McDowell, The
Independent). "Espléndida, fascinante, entre policíaca y gótica. La autora, Louise Welsh, describe como nadie un mundo
de pornógrafos, de anticuarios, travestís, y excéntricos dispuestos a todo, incluido el comercio de cuerpos y de almas"
(Alexandre Fillon, Livres-Hebdo).
"Rilke debería convertirse en el Philip Marlowe de nuestro tiempo" (Delphine Heiíz, Le Magazine Littéraire).