Descripción de la obra
Cuando la más querida de nuestras pasiones se vuelve en nuestra contra, es tiempo de abandonar. Pero ¿puede uno
sustraerse por siempre a la llamada de las sirenas? Simon Nardis lo creía así cuando, años atrás, se retiró del jazz, donde
era una figura de renombre, un pianista de estilo inconfundible. Ahora ha regresado a su antiguo y gris oficio, en el que,
por cierto, también es un excelente artífice: ingeniero de calefacción industrial. Ha dejado la bebida, las drogas, vive
tranquilo con su esposa Suzanne, quien lo salvó del vórtice autodestructivo, y, sobre todo, ha dejado de escuchar jazz,
cambiando a Miles Davis por Mozart.
Pero la vida (¿el destino?, ¿la vocación?, ¿la verdadera pasión?) no obedece a ningún plan. Y, por ello, una noche, Simon
tiene que viajar a ese pueblo a la orilla del mar, para atender la llamada de emergencia de un ingeniero desesperado. No
puede saber que el ingeniero lo invitará a cenar, lo llevará a un club..., sí, ¡de jazz!, que ahí comenzará a beber, se
acercará con manos temblorosas al piano, sabiendo lo que se juega, y que comenzará a tocar, justo en el mismo instante
en que su tren con destino a París huya por las vías. Muy lejos de lo que podría pensarse, Simon no ha vuelto a caer, en
todo caso ha vuelto en sí, ha despertado del letargo... Todos sus instintos buscan las pasiones olvidadas, pero no sólo
regresan la música, el mar, la euforia del alcohol, sino el amor y ese extraño cosquilleo que demuestra que se está vivo.
Tanta fortuna quizá reclame un precio.
Christian Gailly ha escrito una novela en la mejor tradición de la modernidad francesa: corta, con frases armónicas, que
parecen la música de un jazz elegante y contrapunteado, devolviendo la fe en que aún hay novelistas preocupados por la
esencia de su oficio, el lenguaje. Y por si fuera poco, en el transcurso de la lectura va surgiendo, detrás de esta historia
aparentemente común, el mítico accidente de la condición humana, el amor trágico, cargado de una elocuencia y una
profundidad que siempre señalan a los escritores imprescindibles.
"Definitivamente, todo Gailly está aquí: dentro de esta delicadeza que permite imaginar, detrás de los tics y los trucos de
improvisador experimentado, una inspiración negra, trágica, introvertida" (Fabrice Gabriel, Les Inrockuptibles).
"Christian Gailly escribe con lágrimas en los ojos, la risa estrellada en las comisuras de los ojos; para los desesperados la
risa es la mínima de las cortesías" (Jean-Baptiste Harang, Liberation).
"Gailly trabaja de pintor tanto como de músico; compone. Y para retomar la bella fórmula de Picasso, cuando no hay azul
se vale del rojo" (Norbert Czarny, La Quinzaine littéraire).
"He aquí un libro a la vez divertido y cruel, emotivo y brillante. Sin alejarse de una prodigiosa sensibilidad. ¿La historia? Un
amor a primera vista entre dos seres maduros, que se encontraron durante un fin de semana de junio, en un pueblo, en
alguna parte a la orilla del mar" (Jean-Claude Lebrun, L'Humanité)