Descripción de la obra
Cuando llegó su hora , Jesús dijo a los suyos que estaban con él en el huerto de Getsemaní, Pedro, Santiago y Juan, los discípulos especialmente amados:
¡Levantaos! ¡Vamos! (Mc 14, 42). No era solo Él quien debía ir hacia el cumplimiento de la voluntad del Padre, sino también ellos con Él.
Esta invitación - ¡Levantaos! ¡Vamos! se dirige de modo particular a nosotros los obispos, sus amigos predilectos. A pesar de que estas palabras significan un tiempo de prueba, un gran esfuerzo v una cruz dolorosa, no debemos dejarnos vencer por el miedo. Son palabras que llevan consigo también la alegría y la paz que son fruto de la fe. En otra ocasión, a los mismos tres discípulos Jesús les formuló así su invitación: Levantaos, no temáis (Mt 17, 7). El amor de Dios no impone cargas que no podamos soportar, ni nos plantea exigencias a las que no podamos enfrentarnos. A la vez que pide, Él ofrece la ayuda necesaria.
Hablo de esto desde un lugar al que el amor de Cristo Salvador me ha llevado, pidiéndome salir de mi tierra para dar fruto en otro sitio con su gracia, un fruto destinado a permanecer (Jn 15, 16). Por eso, haciéndome eco de las palabras de nuestro Maestro y Señor, repito también yo a cada uno de vosotros, queridísimos hermanos en el episcopado: ¡Levantaos! ¡Vamos! . Vamos confiados en Cristo. Él será quien nos acompañe en el camino, hasta la meta que solo Él conoce.
JUAN PABLO 11