Descripción de la obra
El director William Wyler era odiado por muchos de sus exhaustos actores -y también por los ejecutivos preocupados por el presupuesto- , a causa de sus meticulosos métodos de trabajo, que le valieron el sobrenombre de "noventa tomas Wyler". Sin embargo, muchos de los actores que se quejaban de su tiranía en el plató tuvieron después que darle las gracias por los catorce Oscar que ganaron interpretando sus films. Él mismo recibió tres premios de la Academia sobre una cifra récord de doce nominaciones, y también ayudó a los jefes de los estudios a colocar sobre sus chimeneas unos cuantos Oscar a la Mejor Película.
Durante su larga y fructífera asociación con el productor independiente Samuel Goldwyn, Wyler se convirtió en un director de proyectos de prestigio, a menudo adaptando obras de teatro de los dramaturgos más importantes de su época. En un esfuerzo por mantenerse fiel a las piezas que filmaba, fue pionero en el uso del enfoque en profundidad, lo que le permitía llenar sus fotogramas de vida. El impacto emocional era el nombre del juego de Wyler, y su más efectiva colaboradora fue Bette Davis, memorable en Jezabel, La carta y La loba.
Wyler consiguió formidables logros en géneros dispares, culminando con la multioscarizada Ben-Hur, tras la cual su carrera finalmente inició su declive. La reputación del cineasta decayó en los años sesenta como resultado de lo que algunos críticos vieron como una actitud errática en la elección de temas y una creciente tendencia a la pomposidad y la pretenciosidad. Sea cierto o no, muy pocos directores en la historia de Hollywood han hecho tantas películas tan enormemente respetadas, llenas de decisivos momentos emocionales y de interpretaciones marcadas a fuego.