Descripción de la obra
Vicente Romero dice no creer en Dios pero sí en los milagros, porque los hacemos nosotros; del mismo modo cree en los ángeles porque los ha conocido. Los ángeles anidan en los lugares más oscuros de laTierra, y dedican sus vidas a trabajar junto a los más pobres y castigados de sus habitantes.
Como corresponsal de guerra o enviado especial, Vicente Rome ro ha conocido en las situaciones más dramáticas a algunos ángeles entregados a la lucha contra la pobreza y la explotación de los seres humanos, y en este libro narra en primera persona sus experieneias junto a esos singulares personajes, cuyas historias des cribe y a los que entrevista en sus lugares de trabajo. A través de sus conversaciones con quienes arriesgan su vida por los demás, nos aproximamos al entendimiento de las razones humanas que llevaron a estos hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes a desplazarse a las zonas más calientes del planeta, lejos de sus hoga res y de las comodidades que proporciona nuestra sociedad; o a rebelarse en sus propios países contra la injusticia, poniendo en juego su propia vida.
Entre los ángeles retratados en este libro están el sacerdote Nicolás Castellanos Franco, que trabaja como misionero en uno de los enclaves más pobres de Bolivia; el Padre Blanco Ángel Olaran, que lleva treinta años como misionero en las zonas más pobres de África; la camboyana Somaly Mam, vendida en su niñez y prostituida durante años, que ha dedicado su vida a combatir la prostitución infantil en su país; Juan Carlos Quintanilla, antiguo preso político en la capital boliviana, que ha organizado la autogestión carcelaria que reemplaza a una administración estatal inoperante; el misionero javeriano Chema Caballero, dedicado a reinsertar en la sociedad a los niños soldados víctimas de la gue rra en Sierra Leona; la burundesa Maggie Barankitse, rica pro pietaria perteneciente a la etnia tutsi, dedicada a proteger a los niños víctimas de la guerra tribal entre hutus y tutsis que asoló su país; el monje budista tailandés e ingeniero Alongkot Dikkapan yo, que ha convertido el monasterio de Phrabat Nampu en cen tro de acogida para enfermos terminales de sida; el misionero jesuita Enrique Figaredo, que ha participado en la lucha contra las minas antipersona y ha creado un centro de rehabilitación de mutilados. . .