Descripción de la obra
Los yacimientos son sitios donde se excava para encontrar objetos del pasado enterrados en ellos. Si son huesos los estudian los paleontólogos; si son testimonios materiales de la cultura humana lo hacen los arqueólogos. Mirado así, un yacimiento es un contenedor.
Pero Atapuerca es mucho más que eso. Para empezar Atapuerca no es el nombre de un yacimiento, sino de una montaña que contiene muchos yacimientos. Es un contenedor de contenedores. Y no es un lugar cualquiera, de interés más o menos local o nacional, sino que ha sido declarado Patrimonio Mundial, y en consecuencia pertenece a la humanidad.
La Sierra de Atapuerca, además, tiene una piel, que es su paisaje, curtida por los agentes naturales, geológicos y biológicos, y por la actividad humana a lo largo de muchísimo tiempo, actividad que también incluye los trabajos de los investigadores, que han modificado, en los últimos años pero significativamente, su aspecto. Atapuerca es pues un condensador de historia, con un dentro y un fuera. O mejor, Atapuerca es un acumulador de historias, en plural.
Historias que han sido recogidas y narradas por Juan Luis Arsuaga y sus colaboradores Alfonso Esquivel y Milagros Algaba, y delicadamente ilustradas por Fernando Fueyo. Y que conforman un territorio para la ensoñación y la fantasía.