Descripción de la obra
El hada Oriana
Hay dos clases de hadas: las hadas buenas y las hadas malas. Las hadas buenas hacen cosas buenas y las hadas malas hacen cosas malas. Oriana, un hada buena, tiene una importante misión: La Reina de las Hadas buenas le encomienda el cuidado de un bosque y de todos sus habitantes, hombres, animales y plantas. Oriana promete cumplir con su tarea y provista de sus alas azules y de su varita mágica se ocupa de dar de comer a los hambrientos, de sacar a los pájaros de las trampas, de proteger a los animales de los cazadores, de ayudar a un molinero y su numerosa familia a salir adelante, de acompañar a una vieja a vender su leña en la lejana ciudad y hasta de encantar la noche para su amigo el Poeta. Pero la lucha entre hadas buenas y malas es encarnizada.
Atraída por los halagos de un pez empalagoso y cobarde, Oriana se llena de vanidad y olvida su promesa. Las consecuencias de su desidia serán catastróficas. Un cuento sobre la palabra dada, la solidaridad, las tentaciones, la soledad y el valor, contado con sobriedad y maestría por una de las novelistas más importantes del siglo XX.
El árbol y El espejo o el vivo retrato
El árbol y El espejo o el vivo retrato están inspirados en dos cuentos tradicionales japoneses. Pero, como se dice en Portugal: quien cuenta un cuento siempre añade algo de su cosecha. Cuando era niña, un pariente mío me envió una serie de libros editados en una colección titulada Cuentos del Viejo Japón. De esos libros me fascinaba todo, desde las historias y las ilustraciones hasta el papel y los sellos de los envoltorios. Era mi primer encuentro con Oriente. Cada libro contaba una sola historia y una de ellas es la que ahora aparece en El espejo o el vivo retrato. Con el paso de los años perdí los libros y olvidé los nombres de los personajes, tan difíciles de aprender. Escribí, por lo tanto, a partir de recuerdos, a veces vagos y a veces precisos. En cuanto al El Árbol, me lo contó el escritor Isao Tesuka. A su cuento añadí diversos puntos, variaciones, divagaciones. Así, el poema del león de papel es una traducción mía de un poema tradicional japonés que leí en inglés en un libro sobre el Japón. El segundo poema que aparece al final de la historia es un poema mío.