Descripción de la obra
Indalecio Prieto Tuero (Oviedo, 1883-México, 1962) ofrece, en todos los sentidos, la imagen del político por antonomasia. Con una infancia llena de privaciones, huérfano de padre desde los cinco años, crece en el Bilbao del cambio de siglo adonde su madre había emigrado en busca de mejor fortuna. Voceador de periódicos, taquígrafo, periodista y afi liado al PSOE desde los dieciséis años, se labra fama de hombre de carácter, con gran agilidad mental y verbo fácil, desde su más temprana juventud.
En 1918, después de haber participado en los movimientos revolucionarios de 1917, consigue acta de diputado y, desde ese momento, se convierte en la referencia más firme y constante de los socialistas bilbaínos y, sin duda, uno de los representantes de mayor influencia en su partido junto a Largo Caballero, Besteiro y, más adelante, Negrín.
Fue muy crítico con las intervenciones militares españolas en el Norte de África y con las actuaciones del rey Alfonso XIII y la Dictadura de Primo de Rivera. Estuvo en el origen de las coaliciones de los partidos republicanos y, durante 1a II República, ocupó las carteras de Hacienda en el Gobierno de Alcalá Zamora y la de Obras Públicas en el de Manuel Azaña.
En octubre de 1934 vive un verdadero conflicto personal por las decisiones revoluciona rias que adopta la directiva del PSOE ante la convocatoria de Huelga General. A partir de ese momento, encabeza el sector menos revolucionario de su partido, defiende la colaboración con otros partidos que no sean conservadores y advierte inútilmente del riesgo de guerra civil. Durante la contienda ocupa las carteras de Marina y Aire y, ya en 1937, con el Gobierno de Negrín, acepta ser ministro de Defensa pese a su acendrado pesimismo.
En sus más de veinte años de exilio se cuidó de favorecer la instalación de compatriotas en América, especialmente en México, de reorganizar a los socialistas y de representar a su partido en el Gobierno de la República.
Hoy, medio siglo más tarde, es referencia inexcusable para hablar de socialismo, de orga nización del Estado -con sus reflexiones sobre los estatutos de autonomía- y de com promiso con España.