Descripción de la obra
¿Se pudo evitar el brutal atentado del 11-M? ¿Pecó el Gobierno de imprevisión ante el terrorismo islamista? ¿Trató de manipular el Ejecutivo, y en particular el ministro Acebes, a la opinión pública? ¿Cómo y por quién se gestó la acusación de la gran mentira de Estado? ¿Tenían los islamistas conexión con la organización terrorista ETA? ¿Por qué no se han querido investigar los grandes agujeros negros descu biertos gracias a la labor de ciertos medios de comunicación?
Jaime Ignacio del Burgo, uno de los portavoces del Grupo Popular en la Comisión del Congreso de los Diputados, analiza las claves del atentado y nos relata los difíciles momentos vividos a lo largo de los meses de la investigación parlamentaria. Afirma que en los archivos de la Comisión y en los Diarios de Sesiones del Congreso hay base probatoria más que sobrada para concluir que el Gobierno del Partido Popular dijo en todo momento la verdad. No tengo la menor duda de que, ante un jurado imparcial e independiente, hubiéramos obtenido un veredicto de inocencia . Y se pre gunta por qué no quiso la Comisión investigar ni la trama asturiana, ni el fun cionamiento de las Administraciones Públicas y del poder judicial antes y después de la masacre, ni la conexión con ETA, ni si fue casual o intencionada la elección del 11 de marzo, ni si el objetivo era cambiar el rumbo de nuestro país tanto en la política internacional como en la interior...
Este libro se ha escrito, entre otras cosas, para informar por qué fue una infamia cerrar la Comisión encargada de la investigación de la infamia. He utilizado un método peculiar consistente en plantearme a mí mismo las preguntas que creo que podría hacerse cualquier ciudadano; las que la gente de la calle nos ha hecho mien tras estuvo viva la Comisión. Mi conclusión es que la Comisión de Investigación ni pudo ni quiso encontrar la respuesta a la mayoría de los interrogantes .
El levantamiento del secreto sumarial ha constituido para muchos una amarga decepción. En estas páginas se hace la crónica de un momentáneo fracaso, porque son muchas, demasiadas, las preguntas sin respuesta y nadie podrá acallar la demanda de conocer la verdad.