Descripción de la obra
La traición es el mayor de los pecados para la cultura occidental, no existe delito más grave que defraudar la confianza prestada. Sin embargo, la Historia mundial y la de Occidente de tradición judeocristiana, en particular, se ha forjado en gran medida sobre acciones puntuales de traidores. Ellos alteraron el curso de los acontecimientos, muchas veces con consecuencias inesperadas para ellos mismos. Desde el apóstol maldito, Judas Iscariote, hasta el villano conde don Julián, que entregó las llaves de España a los moros; o desde Efialtés que traicionó a sus compatriotas griegos en las Termópilas hasta la hermosa y célebre espía Mata-Hari, los casos de traición han sido numerosos, aunque nunca claramente. George Washington y los patriotas del Independence Hall, ¿fueron en verdad héroes o tan sólo traidores a la Corona británica? Los revolucionarios bolcheviques, ¿no traicionaron en realidad a la revolución nacional rusa que acabó con el zarismo en febrero de 1917?
La traición es un concepto extraordinariamente ambiguo que se ha utilizado y se utiliza para combatir a enemigos políticos y para justificar fracasos. El famoso Caso Dreyfus o el juicio amañado que costó la vida al matrimonio Rosenberg, son buenos ejemplos de cómo, con mucha frecuencia, los límites de la traición no resultan nada claros. En Traidores que cambiaron la Historia se contemplan estos y muchos otros casos de sonadas traiciones, algunas de ellas verdaderamente singulares: Akenatón, el faraón que traicionó a los dioses; Benedict Arnold, héroe y villano para los dos bandos de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos; Mata-Hari y otros espías de las dos guerras mundiales; el general Franco y la camarilla de traidores que dieron al traste con el resurgimiento de España en la década de 1930; o los innumerables traidores, a menudo casi literarios, que dieron su espíritu característico a ese período histórico conocido como Guerra Fría.
Todos ellos, traidores en alguna medida, forman parte de una estirpe que, si hemos de creer lo que dicen los textos sagrados, empezó desde antes de la propia Creación, con el levantamiento de los ángeles contra el poder omnímodo de un dios malhumorado: quizá la traición no sea sino una forma más de rebelión