Descripción de la obra
La burbuja de mi familia y de mi matrimonio era lo único que yo tenía en aquel momento y en aquel lugar: ya no era joven, y con el cansancio todavía me sentía más vieja, y ya no tenía trabajo, y mi idioma, mis amigos y mi familia se habían quedado atrás en Madrid. La verdad es que yo nunca pensaba en Pedro o en los niños como en mi familia: los niños eran mis niños, los tesoros de mi vida, y Pedro era Pedro, un hombre con quien vivía, porque todavía, tantos años después, no me había acostumbrado a la idea que me había casado con él y que se había convertido en mi marido; sin embargo, había acabado por entender que para los demás yo era una mujer casada, con esposo e hijos, es decir con familia. Lo que pasó, creo, es que Nicholas me vio como era, al menos como yo misma me veía, es decir, no como una mujer casada de cierta edad y cargada de hijos, sino como una soltera joven y libre, que da la casualidad que tiene dos bebés, pero que seguramente son más bien como sus hermanitos. La mirada de Nicholas resultó ser mi mirada en el espejo.
Un invierno en Manhattan constituye una mirada lúcida e irónica sobre la esencia del sentimiento femenino. Una historia que transcurre en otro lugar, en otro ambiente, con otra lengua, pero una historia universal que disecciona con sensibilidad y delicadeza el difícil periodo de ingreso de la mujer en la edad madura. Por encima de la anécdota, de las circunstancias personales de la protagonista, de ese entorno desconocido, vivo y sorprendente en el que transcurre la novela, la historia de Sandra es, a la postre, un espejo en el que no dejarán de reconocerse la mayoría de las mujeres.
Sandra Milán es licenciada en literatura española e hispanoamericana, así como en literatura francesa. Se educó en España, tras lo cual emprendió un largo viaje alrededor del mundo. Vivió y trabajó muchos años en París y en el Próximo Oriente. En la actualidad vive y trabaja en Nueva York. Un invierno en Manhattan es su primera novela.