Descripción de la obra
-Ssatana -maldice el Comisario-. Entre tantas malditas patrullas, ¡hemos ido a tropezar con la sanguina ria GPU siberiana! Ssatana!-repite, descargando un puñetazo sobre el cargador redondo de su Kalashnikov .
-¿Qué importa que sean siberianos o de cualquier otra parte? -pregunta el Viejo, con mirada ausente.
Tiene fijos los ojos en la larga hilera de esquiadores camuflados que se desliza a lo lejos por la falda de la montaña.
-Es muy diferente -gruñe el Comisario-. Los siberianos son los mejores cazadores de hombres del mundo. Están en pie de día y de noche, durante todo el año, haya paz o haya guerra. Recorren el país desde el océano Ártico hasta el mar Negro, desde las montañas de China hasta los bosques de Finlandia y de Polonia, y reciben una gratificación por cada pieza que cazan.
El cabo Dalin llega corriendo por el camino cubierto de hielo. Está sin aliento y se deja caer al lado del Comisario; saca del bolsillo un cigarrillo arrugado. Chupa afanosamente el humo y lo expele despacio por la nariz.
-Igor está todavía allá arriba -explica, señalando la cima de la montaña-. Toda una compañía de tropas especiales de la GPU está subiendo, y llevan consigo un cañón de montaña. Igor cree que han descubierto nuestras huellas.