Descripción de la obra
Este volumen de la Bibliotheca Homo Legens incluye el texto original inglés de la primera edición (Chapman & Hall, 1843) así como las ilustraciones que John Leech realizó bajo supervisión de Dickens. El prólogo, también bilingüe, ha sido extraido de Appreciations and Criticisms of the Works of Charles Dickens de G. K. Chesterton. La traducción de la obra ha sido realizada por José Luis López Muñoz, dos veces Premio Nacional de Traducción.
"El misterio de la Navidad es idéntico en cierto modo al misterio de Dickens. Si logramos explicar adecuadamente el primero quizá podamos explicar el segundo de manera igualmente aceptable. Y de hecho conviene recordar, en el tratamiento de los dos, el orden cronológico o histórico. Antes de llegar a la cuestión de lo que hizo Dickens por la Navidad hemos de considerar lo que la Navidad hizo por Dickens."
G. K. Chesterton
Charles Dickens
¿Cómo fue que este hombre del siglo XIX, tan animado y bullicioso, repleto del sentido común casi engreído de la época utilitaria y liberal, llegó a asociar su nombre en la historia de la literatura con la perpetuación de una festividad mitad pagana y mitad católica a la que habría llamado sin duda una antigualla y la que podría haber calificado fácilmente de superstición? (...)
Su defensa de la Navidad surge de un básico instinto ancestral; del sagrado subconsciente que se llama tradición y del que algunos han dicho que es una cosa muerta pero que en realidad está mucho más viva que el intelecto. Existe un oscuro parentesco y fraternidad de todos los seres humanos que son demasiado profundos para llamarlos herencia o para explicarlos mediante fórmulas científicas; la sangre es más espesa que el agua y lo es, sobre todo, en el cerebro. Pero esta calidad inconsciente e incluso automática de la defensa dickensiana de la Navidad, el hecho de que su defensa pueda llamarse casi animal más que mental, aunque con total propiedad debiera llamarse sencillamente viril, nos permite darnos cuenta de que hemos de empezar por el ambiente mismo de la festividad. No hemos de preguntarle a Dickens qué es la Navidad, porque, pese a todo su calor y a toda su elocuencia, no lo sabe. Más bien debemos preguntar a la Navidad qué es Dickens, preguntarle cómo este extraño hijo de la Navidad llegó a nacer a su debido tiempo.