Descripción de la obra
La caza saca a flor de piel lo más profundo y veraz del interior de quien la practica.
Emociones atávicas y épicas difícilmente comparables ¿Quién no siente un pellizco de excitación ante un cerro apretado hormigueado de perros blancos? Al recorrer veloces las veredas, parecen puntadas caprichosas de hilo blanco sobre paño verde.
Bordado que preludia la mayor de las emociones, la del lance.
A quién no se le corta la respiración y se le tornan los sentidos cuasi animales, cuando en la soledad de la madrugada en el apostadero, sin más luz que la de la luna, se oye el crujir de la hojarasca y el bufido desconfiado de un macareno que se acerca al panizo.
Desde el más purista e ilustre montero hasta el aficionado más neófito y con la peor de las punterías disfrutarán con este libro, donde encontrarán el reflejo de vivencias, enseñanzas y ?sentires? propios del apasionante y noble mundo de la caza.
En Aguardos y recechos cada uno tiene su lugar, porque al final la sierra pone a cada cual en su sitio.