Descripción de la obra
Se trata de 22 relatos en los que aparece más el realismo que la fantasía, sobre una época en que era muy evidente la presión de la realidad, que condicionaba la vida, sobre todo en los pueblos, siempre propensos a exagerar las reacciones emotivas, el sentido de la vecindad y la valoración de la opinión ajena. Se suceden, a veces en aluvión, acciones y situaciones pintorescas o difícilmente imaginables hoy, con personas y personajes variopintos: emigrantes, titiriteros, faquires, cómicos, aparecidos, maestros, curas de sotana, contrabandistas, guardias civiles, lobos, gaiteros Y el cine, el teatro, los bailes, las ferias, la escuela, la calle y la raya de Portugal.
Y todo, o casi todo, en un pueblo peculiar, con barrios característicos, según la forma de vida, y salpimentado por la proximidad de la frontera. En honor de esa cercanía, no falta un cuento en portugués.
------------------------------------------------------------------------------------
SOLAPA DE PORTADA.
Miguel Rostán es alistano, nacido y criado en Alcañices. Inició el bachillerato "por libre" y lo concluyó entre los claretianos del "Corazón de María" y el Instituto "Claudio Moyano" de Zamora. Licenciado en Ciencias Políticas y Económicas por la Universidad Complutense de Madrid, ingresó por oposición en el Cuerpo Técnico de Administración Civil del Estado. Sus destinos, en Castilla, León, Andalucía y Extremadura, siempre en los órganos de dirección y administración educativa. Fue Delegado Provincial del Ministerio de Educación en Cáceres, León y Valladolid. Con la transferencia a las autonomías, pasó a Asesor en la Junta de Castilla y León. Aficionado a la música (desde la tuna, hasta un grupo de pulso y púa) y al esquí (practicante entusiasta y presidente de la Federación Castellano-Leonesa de Deportes de Invierno, durante más de una década). También a escribir, y ha escrito "bastante y variado". Ahora, desde la recia capital del Viejo Reino, se anima a que algunos de sus relatos vean la luz. Un hecho singular que le supuso honda satisfacción, en relación con su pueblo, fue llegar a pregonero de las Fiestas Patronales en el año del VII Centenario del Tratado de Alcañices.
------------------------------------------------------------------------------------
CONTRAPORTADA.
Villa noble y antañona, capital de la comarca alistana, al sur de la gran llanura del Campo Aliste, entre fuentes abundosas, prados, cortinas y montes, Alcañices se desliza hasta la frontera que aquí mismo fijaron para centurias D. Diniz "O Lavrador", Rey de Portugal, y la Reina regente doña María de Molina, año del Señor 1297. Fue enclave de los caballeros de la Orden del Temple hasta su disolución. También marquesado de fuste, con titulares como aquel don José-Isidro Osorio y Silva, conocido en la Corte y en todo Madrid como "Pepe Alcañices", marqués de gran fortuna y enorme influencia cuando Isabel II y la Restauración ("anda, Alfonsito, dale un abrazo a Pepe, que por fin ha conseguido hacerte rey"). Tres torres dibujan su perfil: la espadaña de la Iglesia parroquial que conserva portada románica del siglo XIII, la del antiguo Convento franciscano y la Torre del Reloj, siempre vigilante, uno de los cuatro cubos que nos recuerdan la primitiva fortificación. Con los solitarios lugares de la tierra fría de Trás-os-Montes, tan cerca, y con sus buenas gentes, nunca dejó de existir una convivencia fraternal en el ocio y el negocio.