Descripción de la obra
Tras la Segunda Guerra Mundial, momento en que la explosión demográfica se perfiló junto con el holocausto nuclear como la gran amenaza global, la literatura comienza a reflejar esa preocupación estrechamente relacionada con el miedo a la extensión del movimiento revolucionario en el Tercer Mundo. La mayoría de las obras literarias que se produjeron entonces adoptaron la forma de distopías, dando lugar al nacimiento de las demodistopías . Entendemos como distopía el subgénero literario que fabula una sociedad inexistente, proyectada en el futuro, caracterizada por su valor negativo, que representa lo indeseable y que muy frecuentemente denuncia tendencias ya presentes en nuestra sociedad. La máquina del tiempo de H. G. Wells, Nosotros de Yevgeny Zamyatin, Un mundo feliz de Aldous Huxley, 1984 George Orwell y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, son las primeras y quizás las más famosas distopías. Este ensayo traza la genealogía de las distopías que tienen la población como elemento central. Para ello se analizan las condiciones en las que emergen, su desarrollo y el fenómeno demográfico en el que se focalizan, rastreando cronológicamente la producción literaria de las obras que presentan la evolución demográfica como problema social que pide una respuesta, a menudo urgente. Así, se pone de relieve la influencia que ejerce la propia evolución de la población y los discursos científicos y políticos que la han analizado, durante todo el siglo XX y el inicio del XXI, sobre esa formulación negativa ligada a la gobernabilidad, al ejercicio del poder y a la legitimidad de un nuevo orden mundial.
En su recorrido histórico, el lector encontrará una sucinta panorámica de la evolución paralela e intrincada del pensamiento político, doctrinas de población y obras literarias que han tenido como principal objeto la evolución de la población y los principales fenómenos demográficos: la fecundidad y la nupcialidad, la mortalidad y las migraciones. En tiempos en que el horizonte se oscurece, la reflexión a la que nos invita la distopía, renacida como utopía desencantada, se presenta como nuestra última oportunidad, la necesidad de recuperar el principio de la esperanza.