Descripción de la obra
En las últimas décadas la visión del románico español en relación con el Camino de Santiago ha variado considerablemente. Atrás quedó aquel atractivo esquema que hacía del propio estilo un peregrino más en la ruta de Jaca a Compostela, con experiencias decisivas en el trayecto que alcanzaban su plenitud en la catedral del Apóstol. Pronto se dieron cuenta los investigadores que la expansión del románico era tan amplia que resultaba complicado adscribir en exclusiva determinadas peculiaridades de él a las comarcas por las que discurría el itinerario jacobeo. Eran muchos los monumentos alejados de la ruta en los que se podían detectar rasgos muy semejantes a los que se podías ver en algunos edificios ubicados en ella. Aún así, nadie ha negado hasta ahora que durante los siglos XI y XII el Camino fue un lugar de intercambio de experiencias donde coincidieron algunos de los maestros y talleres más importantes del momento que dejaron muestras de su actividad en destacados puntos del recorrido.
Las obras que se analizan en este libro tienen una especial relevancia, por cuanto constituyen un magnífico testimonio del renacimiento de la escultura monumental que se vivió en los reinos hispánicos desde finales del siglo XI hasta las postrimerías de la centuria siguiente. Creaciones que en muchos casos estuvieron conectadas con las que tuvieron lugar en otros escenarios, especialmente en tierras francesas.
"Durante los siglos XI y XII el Camino de Santiago fue un lugar de intercambio de experiencias donde coincidieron algunos de los maestros y talleres más importantes del momento , señala Pedro Luis Huerta, coordinador de la obra, en el prólogo del libro. Partiendo de este hilo conductor, la publicación, recoge los estudios realizados por seis destacados especialistas, que profundizan en la formación y en la sensibilidad de estos Maestros de la Ruta Jacobea.
El libro comienza con una reflexión de Francisco Prado Vilar, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, en torno a los maestros que intervienen a finales del siglo XI en iglesias como Frómista, Jaca o Compostela. Prosigue con distintos artículos de Javier Martínez de Aguirre, Clara Fernández-Ladreda Aguadé, Daniel Rico Camps y Esther Lozano López, dedicados a la obra de Leodegario en Sangüesa y a otros maestros como los de Santiago en Carrión de los Condes, San Vicente de Ávila o Santo Domingo de la Calzada.
Como colofón al libro, el artículo de Manuel Castiñeiras González, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, y miembro del Comité Internacional de Expertos que sigue la restauración del Pórtico de la Gloria, en el que nos habla del Maestro Mateo y de su gran capacidad para dirigir a un heterogéneo y variopinto grupo de artistas.