Descripción de la obra
Ante los males sociales o daños públicos,
lo habitual es limitar sus dimensiones al
mal que se comete y al que se padece.
El agresor y su víctima, no hay otros
protagonistas. ¿Hará falta tachar esa
mirada, además de simplista, de interesada?
Así lo cree Aurelio Arteta al ofrecer estas
refl exiones que tienen a la sociedad
vasca contemporánea como su primera
inspiración. A diferencia de los males
de naturaleza privada, los públicos no
sólo los causan unos pocos y los sufren
bastantes, sino que requieren a muchos
más que los consientan. Estos son quienes
colaboran en aquellos daños mediante
su abstención, adquiera ésta la forma
de silencio, disimulo o cualquier otra. En
realidad, es el modo más abundante de
comparecer el mal. Pues cabe esperar que
no seamos agentes directos del sufrimiento
injusto y más probable resulta que nos
toque fi gurar como sus pacientes. Pero
lo seguro es que nos contemos a menudo
entre sus espectadores. Y entonces no
podrá esquivarse la cuestión de si nuestro
conformismo e indiferencia ante los daños
que contemplamos nos convierte asimismo
en sus cómplices.