Descripción de la obra
Educar es la función más excelsa del pedagogo y esa función está asumida,
desde la Pedagogía, en cada una de las demás funciones. Funciones de
docencia, de apoyo al sistema educativo y de investigación convergen en
la función educadora que está presente en todas ellas. Ahora bien, dado
que Pedagogía y educación no significan lo mismo, sería un error atribuir
la función de educador de manera particular al pedagogo de carrera, como
si no hubiera educadores que no son pedagogos.
Para el pedagogo, el carácter específico de la función pedagógica es generar
hechos y decisiones pedagógicas que permiten justificar, descubrir y
explicar qué y cómo se producen y/o deben producirse cualesquiera estados
de cosas, acontecimientos y acciones educativas. La función pedagógica
queda vinculada necesariamente al conocimiento de la educación que
se tiene y la sustenta.
Con mentalidad pedagógica específica, con mirada pedagógica especializada,
con discurso expresado en conceptos derivados del conocimiento de
la educación, con intervención pedagógica orientada a la acción desde el
diseño educativo y con una relación educativa que escenifica en cada interacción
de identidades la concordancia entre valores y sentimientos que es
necesaria para educar, desarrollamos competencias adecuadas, capacidades
específicas, disposiciones básicas y destrezas internas y externas que
capacitan a cada educando para ser agente actor y autor de sus propios
proyectos.
La mentalidad pedagógica es la expresión de cómo pensamos acerca de la
acción educativa; es la representación mental de la acción de educar, atendiendo
a la relación teoría-práctica; se vincula a la capacidad de resolución
de problemas que se le atribuye al conocimiento de la educación y por
tanto a su validez. La mentalidad pedagógica es disciplinar, focalizada y
técnica en cada ámbito de educación construido para educar.