Descripción de la obra
Adolescencia eterna Poesía Tientan mis manos la rendija de una libertad anhelada, de un desenfreno sin cobijo, de un común que se cierne tabú en cada esquina de una incomprensión enquistada.
Siénteme puro en la inmensidad del aire que acaricia tus labios cada mañana, pues nace ausente el sentido de tu nombre en el vergel de esta quimera.
Nunca fue tan pretenciosa la osadía de ser fuego en el mar de tu calma, de ser trueno y no tormenta en el laberinto que entreteje tu alma.
Habla, en código morse, la tentativa de un silencio que se antoja pasajero entre el verdor de tus ojos.
Ahora; rompen los tiempos unos esquemas que despiezan la melodía inacabada de tu cuerpo, por ser fin de un período equivocado, raíz seca de un otoño en curso caído, cruz de un caminar monótono y errante.
En la osadía del mutismo, palpita la sonoridad de tu piel vierto mi llegada en pos del magnetismo que te mienta.
Crece la madreselva en el acantilado de besos que crepitan en los albores de tu espalda, se avivan las ganas de una sed que se mitiga en el éxtasis de horas insanas.
Soy náufrago a la deriva en la perdición de tu silogismo en mis entrañas, flor en la cuenta de tus lunares ante el trasiego de la historia, sondeo de vida en cada luna llena que susurra la plenitud de un comienzo desarraigado.
Déjame perderme en la catarsis de tu poesía aniquilada, romper la escarcha en una brisa que es susurro entre tus sábanas, tararear la nana que mece tus sueños en la oscuridad de tu llegada.
Sé reflexión equívoca ante la banalidad de la nada, que irremediable convida a tu corazón en el brote de dos palabras: SUEÑA CONMIGO.
Laura Pineño